Cocodrilo (Carmenere)

El auténtico eslabón perdido entre nuestro pasado glorioso y el futuro esplendor.

El último de los dinosaurios. El único que se quedó cuando todos los demás se fueron. El cocodrilo es un tributo a si mismo. Un monumento a la más impecable persistencia. La demostración de que cuando algo está realmente bien hecho, no tiene por qué terminar.

La historia del Carmenere se parece bastante. Cuando todos pensaban que se había extinguido, lo vinieron a re-descubrir en Chile. Un auténtico sobreviviente. Un vino que se adapta a todo sin cambiar su esencia, que funciona tan bien con una pizza, como con las recetas de la abuela.

El cocodrilo te observa sin que sus ojos sobresalgan de la superficie. Se acerca sin que te des cuenta. Y cuando menos lo esperas, ya te ha hipnotizado con su sonrisa. Es divertido, relajado, anfibio. La combinación perfecta de maleta, cinturón y zapato. Con esa elegancia descuidada de los que aman la vida al aire libre y son siempre el alma de la fiesta. No le importa ser infame porque se siente tan cómodo en la costa  australiana como en el sudeste asiático o en las alcantarillas de Nueva York.